De las 7 billones de personas que hay en el mundo, eres en la que más me fijo.
Y no soy ni la mitad
Y no soy ni la mitad
de interesante
de guapo
de listo
de atractivo
que cualquiera de los cientos que te rodean en la vida.
Pero cada día intento ser un poquito más interesante, porque de lo demás no puedo.
Y aunque te fijes en mi sólo cuando te apetece, o cuando tu instinto femenino diga que ya estoy a punto de olvidar que me interesas, creo que puedo llegar a merecer la pena.
Aunque no sé muy bien si para ti merecer la pena signifique una noche o algo más.
Y posiblemente viva con la esperanza en algo que nunca sucederá.
Pero no hay nada más humano que vivir de ilusión para morir de desilusión.
¿Verdad?
Vas sembrando el desorden a tu paso.
Y eso es lo que me gusta de ti.
Eres el deseo hecho mujer. Quizás sea ese el problema.
La fruta prohibida que no hay que morder si no quieres vivir condenado el resto de tus días.
La fruta prohibida que no hay que morder si no quieres vivir condenado el resto de tus días.
Porque todo te importa o no, dependiendo de si te importe importar en ese momento.
Porque eres la certeza de saber que no hay nada cierto en la vida.
Y cuando faltas, todo el mundo te busca por las esquinas.
Aunque sea sólo para comprobar que sigues ahí.
Amas a tu manera, sientes a tu manera, piensas a tu manera.
Pasas por la vida de los demás como una ola pasa por la tabla de un surfista.
Luego te vas, sin más. No pierdes el tiempo, y te conformas con lo que fue bueno una vez. Respetas los instantes, no buscas nada más que eso; instantes. Todo lo demás te resulta intrascendente. No cambiarías lo perfecto por un futuro sin camino.
Eres siempre la que conduce en tu vida, y nunca estacionas, sólo paras en la vida de los que te interesan.
No soportas a los que intentan sugerir tu atención. (Porque la chica del desorden solo se interesa si sale de ella interesarse. Y para ello hay que ser natural, guardar bien todo lo que sabes para que lo vaya descubriendo ella poco a poco).
Sabes que eso te encanta.
Tienes siempre lo que quieres, cuando quieres, y si no lo tienes no te preocupa; porque lo acabarás consiguiendo.
Eres como la vida misma: fugaz, cambiante, increíble, ensoñadora.
Impaciente también, siempre has estado acostumbrada a tener todo rápido. Quizás impulsiva, un poco inestable en la vida. Aunque esto último te de miedo reconocerlo, y la mayoría ni se haya dado cuenta.
Sé que te han hecho daño, en parte por eso eres lo que eres: la chica del desorden. Pero aunque vayas por la vida sin un rumbo aparente, yo sé que tú quieres encontrar a alguien que te sorprenda.
Alguien que te haga ver la vida de otra manera.
Y que te logre convencer de lo que piensas.
Alguien que mantenga ese misterio y esa pasión que tanto te gusta, que no te decepcione. Porque estás cansada de no tener una certeza.
Alguien con el que puedas tomar un café y no te pregunte por otro.
Alguien que te entienda, que te respete. Que te haga llorar de felicidad con unas palabras, en un instante perfecto; que te mantenga con la incertidumbre de saber si el mañana será más perfecto que el ayer.
Alguien con el que poder compartir una noche de verano, y que no le de miedo saber que mañana ya quizás no estés allí; porque entonces en ese momento aparcarás tu coche y disfrutarás de las estrellas, al menos, lo que dure la noche. Porque sabes perfectamente que nada es para siempre. Pero por dentro te gustaría creer que no es así.
Yo no sé si soy ese alguien. Ni siquiera sé si quiero serlo. Ser compañero de la chica del desorden no es fácil.
Pero aun no sabiendo si soy ese alguien, sé que de las 7 billones de personas que hay en el mundo, eres en la que más me fijo.




