Libertad

Libertad

martes, 27 de enero de 2015

Quizás en otra vida

Quizás en otro tiempo y otro lugar. Tal vez la próxima tengamos mejor suerte y nos podamos conocer, mirarnos pero esta vez con los ojos del que sabe que todavía queda lo mejor.
Porque si el tiempo es lo más maravilloso que tenemos, tú eres el motor que hace girar las manecillas de mi reloj.


Quizás en otra vida la música nos acompañe, y no calle, y entonces te podré escribir lo que nunca me atreví a decir, dibujar lo que nunca te dije que vi, robarte uno y más besos. Solo tendremos que mirarnos, sonreír y empezar de nuevo, como las flores cuando abren sus pétalos de primavera en primavera.
No me quise lo suficiente como para no renegar de ti, o sólo estuve demasiado loco cuando se me pasó por la cabeza; pero yo no decido cuando estar así:
"Como si se pudiese elegir en el amor, como si no fuera un rayo que te parte los huesos y te deja estaqueado en la mitad del patio" (Julio Cortázar).


Sé que hay veces que es mejor dejar las cosas como están, para no romper su armonía; no es lo que quise ni lo que quiero, pero es mejor así. 
Mientras exista tu recuerdo nunca morirás, serás el secreto que mejor guardé, el verano que siempre soñé, la brisa, el mar, las olas, el cielo.
Quizás bajo otras estrellas y durante otra noche podrás decirme cuanto brilla la luna, y yo estaré ahí para poder verla junto a ti. 
Y si quieres podremos subir a aquel barco los dos mientras el viento sacude las velas y tu pelo castaño. No tendremos preocupaciones, tiraremos los relojes por la borda y haremos lo que siempre quisimos hacer.
Tal vez  el destino nos haya guardado una segunda oportunidad, y la vida sea un poco más caprichosa con nosotros en esa ocasión.
Hasta entonces seguiré con la vida que tengo y mis problemas, con mi guitarra y mis poemas, con mis dibujos y mis dilemas. Sigue tu también con la tuya, y cuídate mucho.
Y ojala el viento nos acompañe la próxima, sople las velas fuerte y nos aleje de lo que de verdad fuimos.
Quizás en otra vida, en otro tiempo, en otro lugar.


viernes, 9 de enero de 2015

Mi libreta de París

Todavía hay tiempo para perder la razón. Todavía hay tiempo para entrar en calor y perder la memoria. 
Cruzar semáforos en rojo, abrir puertas que llevan a ningún sitio.


Porque nos dicen que la curiosidad mató al gato pero no si lo que vio mereció la pena.
Porque está de moda perderse en los fines, en los cuandos. Y no puede haber sentimiento más efímero, esperar que pase algo que no llega y ver como pasa cuando ya ha llegado.
Todavía hay tiempo para dejar a un lado los momentos vacíos.
Vivir esclavo de la intensidad, citando al gran Robe.
Sé que vivir es lo único que viene sin instrucciones. Un segundo vale horas cuando de amor estamos hablando, por ejemplo.
Sin estar seguro de nada, puedo decir que los medios siempre deberían importar más que los fines. El camino, tu destino que haces tú.
Lo demás viene y va, nos importa y nos deja de importar.
Efímero.
Fugaz.
Como un verso al viento.


Las personas van por ahí buscando instrucciones, pero no las hay. Deberían saberlo, porque precisamente no es tanto lo que hay que hacer, sino lo que no hay que hacer:
No hay que desperdiciar el tiempo en busca de respuestas, eso es algo que se paga caro y tarde, o más bien tarde, y caro.
Joder, si cientos de filósofos han venido con miles de teorías para intentar entender la vida en sí, y cada una de ellas diferente, lo único que deja claro es que no hay consejos que valgan para todo, cada uno se hace los suyos.

Yo por mi parte, me dedico a caminar, para escribir las "cosas que no volvería a hacer" en mi libreta de París; y después seguir caminando.
Siempre con la esperanza de poder tachar algo en el futuro, pero sin pensar mucho en ello. 
Afortunadamente me queda mucha tinta en el corazón y mucho papel en las cicatrices.
Es lo bueno de venderse solo por un beso, y qué le voy a hacer.